Siempre hemos oído que un vaso de leche antes de dormir mejora la calidad del sueño. También sabemos que hay muchas plantas cuyas infusiones relajan y también ayudan a dormir. ¿En qué se basan estas ideas? ¿Se podrían combinar y así tener un mejor efecto?
Respecto a las proteínas lácteas, debemos recordar que la naturaleza las ha creado para mantener la vida, como único alimento, en las épocas tempranas de los mamíferos lo que da una enorme confianza sobre su valor alimenticio. Esta idea ha justificado el esfuerzo en la investigación sobre sus componentes y sobre la forma como nuestro organismo las digiere.
En la digestión, dichas proteínas se hidrolizan con enzimas digestivas y se consigue fragmentarlas en los denominados “péptidos” que son cadenas mayores o menores de los aminoácidos que las componen. Estos péptidos han sido estudiados con detenimiento y entre ellos hay algunos de pequeño tamaño que claramente ayudan a la relajación y al sueño. Conseguir una alta proporción de estos péptidos realizando una “digestión” controlada antes de ingerirlos, nos mejoraría los resultados frente a la posibilidad de consumir las proteínas enteras.
Otra función interesante de los péptidos es la de ser trasportadores de minerales (“carriers” en inglés) porque algunos péptidos lácteos pueden unirse a los minerales para evitar que se precipiten en la digestión gástrica, liberándolos en el intestino, donde se absorben. Esta función la podemos aprovechar para transportar el mineral Magnesio cuya relación con el relax y el sueño es bien conocida.
También tenemos que destacar la posibilidad que tienen algunos péptidos lácteos de estimular la producción de Óxido Nítrico en nuestro sistema vascular lo cual permite su relajación y al mismo tiempo favorecer la mejor biodisponibilidad de otros principios activos, como son los que provienen de las plantas.
Las plantas como complemento a los medicamentos contra la ansiedad
El uso de las plantas contra la depresión, la ansiedad y el insomnio ha sido continuado desde la antigüedad. En las últimas décadas se ha avanzado mucho en el análisis de sus efectos en el sistema nervioso central y en sus propiedades antidepresivas, ansiolíticas e hipnóticas. Se han llevado a cabo numerosos estudios clínicos que en muchas ocasiones han encontrado similares resultados a los medicamentos, pero con menores efectos secundarios, aunque hay que ser prudentes con su consumo porque no todas las plantas generalmente utilizadas son seguras y además pueden interactuar con los medicamentos.
Las partes aéreas, subterráneas o los frutos de las plantas pueden ser consumidos enteros o bien solamente en extractos de sus principios activos, aunque a menudo los efectos biológicos son mayores consumiendo todos los componentes de las partes intactas, que pueden tener efectos complementarios o sinérgicos.
Las plantas y el efecto neurotransmisor GABA
El efecto más estudiado de estas plantas es de potenciar un neurotransmisor cerebral denominado GABA (ácido gamma-aminobutírico), un tipo de sustancia ampliamente distribuida en las neuronas del córtex cerebral, que utilizan las neuronas del sistema nervioso a la hora de comunicarse entre sí y cuya concentración se encuentra disminuida en la ansiedad o en el insomnio.
Recientemente se ha prestado también atención a las denominadas plantas adaptógenas que dan respuesta al stress exógeno a través de complicados mecanismos que incluyen al sistema endocrino. Merece destacarse en este grupo la raíz de la planta Rhodiola rosea, utilizada por los alpinistas para mejorar la oxigenación al subir a montañas muy altas y cuya eficacia ha sido probada contra los síntomas de fatiga crónica y el denominado desorden generalizado de ansiedad (GAD por sus siglas en inglés). Sus componentes activos se denominan salidrósidos.
En el gran conjunto de las plantas con efectos contra la ansiedad y el insomnio también podemos destacar otras cuatro que tienen efectos complementarios entre sí y mínimos efectos secundarios.
Eschschorlzia califórnica (amapola de California) es nativa de Norteamérica y pertenece a la familia de la opiáceas, aunque no tiene efectos narcóticos y solo actúa como sedante suave a causa de de su composición basada en un conjunto de alcaloides, que han demostrado su afinidad para los receptores GABA
Passiflora incarnata es una planta trepadora originaria de la India cuyas flores se conocen como “flor de la pasión” y cuyas hojas, ricas en flavonoides han demostrado también sus efectos a través de potenciar el efecto GABA, contra la ansiedad y el insomnio prolongando el tiempo de sueño.
Melissa officinalis proviene de la región mediterránea y del sur de Europa. Los polifenoles de sus hojas son estimulantes y ayudan a recuperar la calma y a dormir mejor. Actúa también favoreciendo el efecto GABA pero actuando por un camino distinto de los anteriores al inhibir una enzima que impide la generación de GABA
Por último, es interesante la acción de las hojas del árbol Ginkgo biloba cuyos principios activos, flavonoides y terpenos, han demostrado propiedades ansiolíticas, además de favorecer la microcirculación cerebral que ha justificado su uso tradicional en China contra la demencia senil.
Todos los componentes citados en este artículo se integran en el producto Proenos Calma y se enfocan a un tratamiento con una cierta continuidad, más que a una solución esporádica para resolver una noche de insomnio.